Ceres había investigado sin éxito el significado de la carta profetizada por Madame Eva en Vallaki, muy carisbajo siguió su camino en compañía de Alexus y Ezmeralda para alcanzar a los demás quienes habían partido al castillo Ravenloft. El viaje fue calmado, tal vez demasiado para los peligros que han vivido. A pesar de su aspecto Ceres generó mucha empatía con el amnésico guerrero y su mascota fantasmal Zulky. Al llegar al castillo, el trio vio que no había nadie en la zona y las puertas del inmenso lugar se encontraban abiertas, muy cautelosamente el grupo sacó sus armas y se dirigió en su interior. Escaleras y pasillos cruzaron los aventureros, hasta que, en un pasillo encontraron al borde de la muerte a Rener, quien muy alegrado que fueran compañeros le contó todo lo vivido y como el resto del grupo se había dividido en su pelea en contra del mayordomo Rahadin. El grupo sugirió que para encontrarse nuevamente siguieran los pasos de Rener para llegar al lugar donde se encontraron con Rahadin y de ahí seguir las huellas para ver a donde fueron los demás.
Por su parte Sobek quien se encontraba descansando en la habitación de los huéspedes, despertó entre pesadillas cubierto en sudor, sus sueños indicaban que sus compañeros Domeck, Freya y la semielfa que vieron en Argynvostholt se encontraban en peligro presos de algún mal del castillo, el hombre lagarto tomó sus objetos y salió de la habitación, encontrándose con un joven apuesto llamado Escher quien servía como ayudante en el castillo Ravenloft, este para congraciarse con su señor, empezó a guiar lo mejor que pudo a Sobek en lo que este requería, mencionando siempre de forma melancólica como Strahd lo había apartado de su gracia. Sobek entonces sugirió al joven llevarlo a comer, por lo que el muchacho lo llevó con Cyrus.
Mientras Rener guiaba al grupo por los pasillos, Ceres logró escuchar unos ruidos de alguien comiendo, muy alerta avanzó encontrando al hombre lagarto siendo alimentado por el amalghomo Cyrus que, muy molesto obligó a todos a regresar a sus habitaciones. Ceres pudo ver entre el cuello del hombre el ojo de Morgantha, por lo calculó que este esperpento tenía relación con su señora, y muy sigilosamente le dejó también su ojo en uno de los bolsillos. El grupo regresó al cuarto de invitados a excepción de Sobek quien maravillado por las bondades de la no vida vistas a través de los ojos de Escher, urgió un plan para ser un hijo de la noche y en ese plan sus compañeros no estaban incluidos, el hombre lagarto solicitó una audiencia con el señor del castillo, Cyrus se negó, pero Escher muy feliz por la orden lo llevó inmediatamente con Strahd. A través de escaleras el hombre lagarto llegó ante el trono de Strahd quien molesto con la intromisión preguntó al monje de su llegada. Este sin reparo le contó a Strahd todo lo que el grupo planeaba hacer, en especial de la misión de Alexus quien al tener ya la espada solar pretendía acabar con el vampiro.
En su mente el lagarto pensaba que el señor de estas tierras le recompensara con la vida eterna por esta información, pero al contrario el conde se sintió asqueado por ver a un traidor pisar su sala. Este se transformó y atacó al lagarto siendo ayudado por Escher que siempre en su intento de congraciarse con su amo detuvo a Sobek, el lagarto sin oportunidad de vencer, se soltó de los vampiros y saltó por la ventana de la sala a la oscuridad de la noche, colgándose en las paredes para evitar caer. En la lluvia de la madrugada y bañados por la pálida luna, Strahd emergió de la ventana caminando a través de esta y con un movimiento de sus manos creó una nube violácea que podría el musgo que se encontraba entre los ladrillos del castillo llegando al monje quien vio con horror como su piel se podría, perdiendo las fuerzas haciendo que el cuerpo sin vida del lagarto cayera por el acantilado a las profundidades del río. Strahd con un giro dramático exigió a Escher reparar la ventana rota por el ya fallecido aventurero.
En otro lado Ceres se escabulló por los pasillos regresando a la bodega donde se encontraron con Sobek, el pupilo de Morgantha quería revisar los toneles pues Cyrus había dicho cosas interesantes de ese lugar, el amalghomo había escondido una gema con la que mantenía el vino del castillo con un sabor exquisito. El ladrón logró llegar allá sin problemas e investigando encontró la famosa gema, y también un libro, pero al tomar estos objetos una masa negra lo atacó, hiriéndolo de gravedad. Por fortuna el ágil Ceres logró escapar regresando con el grupo, allí mostró a todos los objetos encontrados. Ezmeralda maravillada vio con alegría que el libro era la tercera reliquia necesaria para derrotar a Strahd, su diario, que contenía todo su pasado:
TOMO DE STRAHD
"Yo soy el Antiguo. Yo soy la tierra. Mis comienzos están perdidos en la oscuridad del pasado. Yo fui el guerrero, fui bueno y justo. Cabalgué atronando por la tierra como la furia de un dios justo, pero los años de guerra y los años de matanzas desgastaron mi alma como el viento desgasta las piedras hasta convertirlas en arena. Todo lo bueno desapareció de mi vida. Encontré que mi juventud y mi fuerza habían desaparecido, y todo lo que me quedó fueron mis riquezas. Mis ejércitos finalmente se asentaron en el valle de Barovia y ostenté el poder sobre la gente en nombre de un dios justo, pero sin nada de la gracia y justicia de ese dios. Busqué a mi familia, desposeída largamente de sus antiguos tronos, y los traje aquí para que se asentara en el castillo Ravenloft. Vinieron con mi hermano más joven, Sergei. Era joven y atractivo. Lo odié por ser ambas cosas. De entre las familias del valle, un espíritu brillaba sobre todos los demás. Una rara belleza, la cual era “perfección”, “alegría” y “un tesoro”. Su nombre era Tatyana y ansiaba que fuera mía. La amaba con todo mi corazón. La amaba por su juventud. La amaba por su alegría. ¡Pero me rechazó! “El viejo” era el nombre que me daba. También “señor” y “hermano”. Su corazón fue con Sergei. Se prometieron. La fecha fue establecida. Con palabras ella me llamaba “hermano”, pero cuando miraba en sus ojos estos reflejaban otro nombre: “muerte”. Era la muerte cercana de un anciano lo que ella veía en mí., Amaba su juventud y disfrutaba de ella. Pero había malgastado la mía. La muerte que ella veía en mi me alejaba de ella. Y de esta forma llegué a odiar a la muerte, mi muerte. Mi odio es muy fuerte. Nunca sería llamado “muerte” tan fácilmente. Hice un pacto con la muerte, un pacto de sangre. En el día de la boda, maté a Sergei, mi hermano. Mi pacto fue sellado con su sangre. Encontré a Tatyana llorando en el jardín al este de la capilla. Ella huyó de mí. No me dejó explicarme, y una gran ira creció en mi interior., Debía de comprender el pacto que había hecho por ella. La perseguí. Finalmente, llena de pena, se lanzó desde los muros del castillo Ravenloft, y entonces fue como vi todo lo que jamás había querido escaparse de mi alcance para siempre. Había mil pies de caída a través de las nieblas. Ni un solo resto de ella fue jamás encontrado. Ni siquiera aunque sabía su destino final. Las flechas de los guardias del castillo me atravesaron hasta llegar a mi alma, pero no morí. Tampoco estaba vivo. Me convertí en un no muerto, para siempre. He estudiado mucho desde entonces. “Vampiro” es mi nuevo nombre. Todavía ansío la vida y la juventud, y maldigo a los vivos que me la arrebataron. Incluso el sol se ha vuelto contra mí. Son el sol y su luz lo que más temo, porque pocas cosas más pueden ahora dañarme. Incluso una estaca a través de mi corazón no me mataría. Pero la espada, ¡esa maldita espada que Sergei trajo! Debo deshacerme de esa terrible herramienta. La temo y odio tanto como si fuera el sol. Con frecuencia he buscado a Tatyana. La he sentido incluso rozarla con mis manos, pero esa escapa. ¡Se burla de mí! ¿Qué hará falta para doblegar su amor? Ahora resido muy por debajo de Ravenloft. Vivo entre los muertos y duermo entre las mismísimas piedras de este hueco castillo lleno de desesperanza. Sellaré los muros de las escaleras para que nadie perturbe mi descanso."
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